Por el pueblo y los pueblos de Chile

Santiago / Chile
FOTOGRAFÍAS  Catalina Juger
TEXTO Pedro Pablo Hernández
 

Encargo para Migrar Photo 






“Por el pueblo y los pueblos de Chile”, esos que van de Arica a Magallanes y desde el mar hasta Los Andes, asumió hoy como Presidente de la República, el ex diputado y líder estudiantil, Gabriel Boric Font, representando a una generación que creció al interior de los movimientos sociales que sacudieron el país durante la última década, en el que se tomaron los liceos, las universidades, los puertos, las calles y las regiones, hasta llegar a La Moneda con una mochila más que pesada, pero con la esperanza de profundizar los cambios que comienzan a fraguar en la Convención Constitucional.







El día comenzó tranquilo, las y los funcionarios públicos se encargaron de calentar el ambiente viralizando por whatsapp y las redes sociales, la imagen de los cuadros de Sebastián Piñera siendo descolgados de las reparticiones públicas. Porque si algunos legítimamente dudan de Gabriel Boric, al menos la salida de su antecesor fue motivo para celebrar, y es que las principales encuestas del país confirmaban lo que se sentía en el ambiente, el 71% de aprobación con que se fue del gobierno.






Y aunque las miradas del día se concentraron en el nuevo presidente, desde temprano asumió un Congreso que ya nos trae una fórmula distinta, con Fabiola Campillay asumiendo en el Senado, a poco más de dos años desde que perdió la vista por el impacto de una bomba lacrimógena disparada por Carabineros durante el estallido social, pero no solo ella, junto a Campillay también llegó Emilia Schneider, la primera diputada trans de la historia del país, que confirma el arribo a la cancha grande de la política de sectores que han sido históricamente excluidos, como las trabajadoras y las diversidades sexuales.







Posteriormente las televisiones de todo el país se concentraron en la transmisión de la ceremonia del cambio de mando, con un Boric ansioso que emocionado se tomaba el tiempo de saludar a sus cercanas que lo miraban desde la galería. Así, en las peluquerías, colegios, consultorios, casas y servicios públicos de todo el país, las pantallas mostraron el momento en que recibió la banda presidencial, la blanca, rojo y azul que confeccionaron costureras del Sindicato Revolucionario Textil, frente a la que minutos después el nuevo gabinete, conformado por primera vez por más mujeres que hombres, prometió lealtad y trabajo.








Finalmente llegó el momento esperado de la jornada, la entrada al Palacio de Gobierno. Allí, la estrofa final del himno nacional se sintió como el día en que le ganamos a España en el Maracaná durante el mundial del Brasil: “Que o la tumba serás de los libres, o el asilo contra la opresión”, “Revolución”, resonó en la Plaza de la Ciudadanía, unos instantes antes de que Boric caminara solemnemente hasta la estatua de Salvador Allende, para homenajear al “compañero presidente”.







Una vez con Boric al interior del Palacio, instalado en uno de los balcones que dan hacia Moneda,  el eco de su voz inundó el espacio con un discurso que fue directo a la fibra de los sectores más postergados, de las regiones, de las poblaciones abandonadas, de las niñas y los niños del Sename, de  las víctimas del estallido, de las familias de los detenidos desaparecidos, para afirmar que en Chile, se “están abriendo las grandes Alamedas  por donde pase el hombre y la mujer libre para construir una sociedad mejor», y así cerrar sus heridas y volver a ser una comunidad donde todos y todas puedan vivir mejor.